La irrupción de un extraño sueño remueve el atribulado ánimo de Samuel, no repuesto aún de la trágica muerte de su mujer, ocurrida unos meses antes. Las coincidencias que rodean el sueño le sumergen en el estudio de los avatares de Lucrecia de León, una joven soñadora y visionaria que vivió en los finales del reinado de Felipe II y fue juzgada por la Inquisición. Desbordado por los sincronismos y la frecuencia con que también comienza a tener sueños, recurre a la ayuda de una psiquiatra experta en Piscología Analítica para aclarar el significado de sus sueños. De este modo, inicia un viaje que le hará enfrentarse a los fantasmas que han permanecido agazapados en su inconsciente, que se ha servido de la figura de Lucrecia, y el carácter lúcido de sus sueños, para obligarle a poner en orden en su vida.
La trama de la novela, articulada en dos niveles temporales, integra los secretos familiares de Samuel con las peripecias de Lucrecia, conduciendo al protagonista hacia la búsqueda de sí mismo a través de la reflexión sobre las inmensas capacidades del cerebro, el poder del inconsciente y el sentido de la existencia humana.
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