Eva y su primo Arturo no tienen ni idea de lo que les va a pasar cuando van a la playa a jugar y refrescarse, como cualquier otro día del verano. Son dos niños normales; Eva, alta y espigada, además de inteligente, aparenta más de los doce años que tiene; Arturo, curioso e imaginativo, es más pequeño, pero hace gala de un espíritu explorador que le lleva a buscar tesoros en todas partes.
Mientras juegan en la orilla del mar, deseando estar solos para que nadie les moleste, encuentran tres hermosas piedras de color violeta y, de repente, sin saber cómo, se produce un destello de luz y se encuentran en una playa distinta, en la que no hay nadie y donde lo único que se ve en kilómetros a la redonda es un faro de aspecto antiguo y abandonado. Todo lo que hay a su alrededor ha desaparecido, incluso dos de las piedras que han encontrado; solo se ha salvado la que Arturo se ha guardado en el bolsillo del bañador.
El maravilloso y extraordinario viaje de Eva y Arturo ha comenzado y nadie sabe hasta dónde les va a llevar.
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